Por: Laura Segovia.
Cada que comienza un nuevo año hacemos nuestra lista repleta de propósitos: hacer ejercicio para sentirnos bien, ir a la cita pendiente con el médico, equilibrar nuestra vida profesional con la personal, divertirnos más, leer , comenzar a estudiar algo nuevo, encontrarnos con las personas que hace mucho no vemos, dedicar más tiempo a nuestra mascota, y por qué no, ser mejores en nuestro lugar de trabajo o emprender la búsqueda de uno nuevo que nos permita sentirnos contentos profesionalmente.
Empezar a imaginar cómo hacerlo es grandioso, porque permitimos entonces que todos esos pensamientos comiencen a jugar con la creatividad para llevar a cabo cada uno de esos proyectos y sueños que nos invaden.
De pronto y sin pensarlo, la magia del entusiasmo se apodera de nosotros y entonces todo comienza a transformarse. Nos encontramos listos para dar el primer paso y de pronto nos preguntamos ¿Por dónde empiezo? Entonces muchas veces ocurre que comenzamos a postergar o dejarlo en el apartado de “pendientes” en nuestras agendas y volvemos a retomarlo cuando despedimos el año de nuevo.
Sin embargo siempre es buen momento de hacerlo y, tomando como pretexto esa sensación de alegría y gratitud que nos regalan estas fechas, podemos tomarlo en serio y hacer de nuestro plan de vida algo alcanzable.
¿Por dónde empezar?
- Tómate un tiempo esta semana para hacerlo. Visita tu lugar favorito, ese al que te encanta ir cuando tienes que estar a gusto contigo mismo.
- Haz una lista de todas las fortalezas personales y profesionales con las que inicias este año, serán tus grandes herramientas para llevar acabo este nuevo plan de vida. Las que no tienes aún, ¡manos a la obra!, tienes todo el tiempo por delante para desarrollarlas. Presta atención a esas que hoy te hacen sentir grande.
- Escribe de manera sencilla cada idea que tienes para este año; escribirlo dará vida desde ese momento al compromiso que tendrás con todo eso que sueñas realizar. Ponle fechas de inicio y seguimiento para que cada que vuelvas a leerlas recuerdes el compromiso que tienes contigo mismo.
- Incluye en tu plan de manera sencilla al menos un proyecto que te permita mantener equilibradas tus áreas personales: cuerpo, corazón, intelecto y espíritu. Recuerda que nutrir cada una de esas áreas será la única manera de sentirte feliz. Queda prohibido descuidar alguna de ellas.
- Si eres de las personas que necesitan recordar sus planes en el trayecto, compártelo con alguien de toda tu confianza: esa persona que de pronto te recuerda esos compromisos que por las prisas en ocasiones se quedan en el tintero.
- Una vez que tengas tu plan reserva un lugar especial para él en tu casa, tu tablet o donde prefieras, que te permita tenerlo a la vista y evaluar una vez al mes los avances contigo mismo.
Las mejores señales de que tu plan va por buen camino será esa sensación de plenitud que experimentarás a medida que pasen los días y que la gente que está cerca notará. Cuando eso ocurra, regálate un “gracias” sincero y continúa con él. Cuando no, regresa y reinvéntalo las veces que sea necesario. Estás creciendo.
¡Feliz nuevo comienzo! Vienen cosas muy buenas para todos.